viernes, 7 de febrero de 2014

"En otras culturas, las mujeres sabias siempre han sido objeto de una especial estima. Debido a su experiencia vital y a su sabiduría, la gente solía solicitar su consejo. Hoy día, lo que se cotiza es ser joven. Lo cual ha hecho que la figura de la mujer sabia pierda importancia. Pero muchas mujeres vuelven a sentir el deseo de conocer a una mujer sabia. A menudo se sienten perdidas en la vida cotidiana y alejadas de su fuerza femenina. Desean tener cerca a una mujer que irradie experiencia vital, paciencia y dulzura; una mujer que, cuando le confíen todo aquello que les preocupa en su vida como mujeres, las mire con sabiduría y benevolencia.
La mujer sabia tiene una visión muy amplia y, además, ve las cosas desde arriba. 
No juzga, sino que acepta las situaciones tal como son. A la mujer que acude a ella, la guía desde los acontecimientos exteriores de su vida hasta su núcleo personal más íntimo. De este modo, esa mujer es capaz de reencontrar su propio centro y dar un nuevo sentido a la situación que la perturba".

Anselm Grün/Linda Jarosch (La mujer: reina e indomable).



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